Uno de los toreros más honrados y valientes de la historia del toreo ha sido Francisco Ruiz Miguel, que se forjó un nombre y una carrera frente a las ganaderías más duras del campo bravo. Su palmarés no da lugar a la duda pues durante su trayectoria profesional estoqueó 100 corridas de Miura, 86 de Victorino Martín y 36 de Pablo Romero, algo que no está al alcance de cualquiera.
Ruiz Miguel, un torero hecho a sangre y fuego
Tan cómodo, o al menos eso parecía, se encontraba frente a estos animales de insuperable fiereza y malvadas intenciones que llegó a cortar un rabo a un toro de Miura en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla durante la temporada de 1971. Estaba tan acostumbrado a lidiar este tipo de corridas que parecía no pesarle la responsabilidad pero ésto no era del todo cierto. ¿Quieren saber por qué?
El diestro gaditano, al igual que la mayoría de los hombres que se visten de luces, lo pasaba especialmente mal en el hotel durante las horas previas al festejo. Ese periodo de tiempo se le hacía tan largo que en tardes de máxima responsabilidad se veía obligado a afeitarse hasta tres veces porque la barba le brotaba casi al instante.
Una vez en el ruedo se olvidaba del miedo y la responsabilidad, y solía salir airoso de las muchas complicaciones que provocan ese tipo de encastes.